La actual coyuntura de la
política monetaria y mercados, los niveles de activos improductivos, la pérdida
de valor de activos, las exigencias regulatorias de capital y de absorción
total de perdidas, y la incrementada aversión al riesgo está ejerciendo una presión muy relevante
sobre las cuentas de resultados a los modelos de negocio de los bancos
tradicionales europeos.
Esta presión, en muchos casos ya
convertida en pérdidas, ha alcanzado niveles de riesgo para la estabilidad
financiera de la Unión y ha despertado la atención de las autoridades de
supervisión bancaria del BCE, por lo que supone una merma de capacidad para
generar colchones de capital de forma orgánica.
El Consejo de Supervisión Bancaria
del MUS reconoce que los ingresos por
intereses representan más de la mitad de sus ingresos totales de los bancos y
por tanto los bajos tipos de interés suponen uno de los mayores riesgos para
las entidades. Entre sus prioridades de vigilancia detallada para el 2017 y sucesivos,
el MUS, ha colocado junto con la gestión de riesgos y el riesgo de crédito, el análisis de los modelos de negocio de los
bancos. Instrumentando
esta prioridad el MUS inició en 2016, una revisión temática para evaluar
exhaustivamente los modelos de negocio y los determinantes de la rentabilidad
de las entidades más significativas.
En el concepto general del modelo de negocio, los bancos maximizan los beneficios por el
diferencial de los tipos de intereses entre las tasas de préstamo y de depósito
que se cobran y pagan a prestatarios y ahorradores,
respectivamente. En realidad, sin
embargo, la fuente de ingresos de los bancos se diversifican más, incluidas las comisiones
cobradas por la prestación de servicios y los rendimientos de inversiones y
coberturas en mercados de capitales y derivados. Además, las contrapartes de estas
transacciones son variadas como consumidores, pymes, grandes sociedades no
financieras, otros bancos, bancos centrales, etc. Dada la amplitud de las
actividades bancarias y la necesidad de los bancos para desarrollar
conocimientos y capacidades para participar en cada una de ellas, los bancos
adoptan y siguen diferentes modelos de negocio caracterizados por la selección y el grado
de participación en diversas
actividades.
La evaluación y análisis de los
modelos de negocio es uno de los cuatro pilares fundamentales de la metodología
SREP de supervisión del MUS apoyado en el seguimiento continuo de los indicadores
clave de rentabilidad y riesgos y que soporta la evaluación global de las
entidades y las recomendaciones y actuaciones en las exigencias de capital del
Pilar II.
La evaluación y análisis del
modelo de negocio y actividades del entidad (“Business Model Analysis”, BMA por
sus siglas en inglés) en SREP, busca emitir una valoración puntuada en una escala de
cuatro niveles, de 1 (para el mejor) a 4, basándose
en un juicio experto del supervisor sobre los cinco aspectos del modelo de negocio de
la entidad siguientes:
- Capacidad comparada (históricamente y con entidades pares del sector) de generar ingresos, versus el plan de apetito de riesgos y el plan de financiación.
- Concentración de activos o concentración de fuentes de ingresos.
- Posición competitiva actual en los mercados elegidos y claves y capacidad de mejorarla en un futuro con los planes estratégicos de la entidad.
- Calidad de los escenarios económicos del entorno de negocio en los que se apoyan los pronósticos financieros de la entidad.
- Calidad de los planes estratégicos sobre el negocio actual versus la capacidad de ejecución demostrada de la entidad.
La ejecución del análisis del
modelo de negocio que permitirá al supervisor emitir sus juicios y valoraciones
sobre este, se enfoca en obtener un entendimiento detallado de la viabilidad,
sostenibilidad y vulnerabilidades claves del negocio y planes estratégicos.
La viabilidad debe entenderse
como capacidad de generar rendimientos aceptables en plazo de 12 meses,
mientras la sostenibilidad se entiende como capacidad de generar rendimientos
aceptables en un plazo de hasta tres años.
Las vulnerabilidades claves se
entienden como las que más probablemente pueden con materialidad impactar en la
entidad hacia su futura inviabilidad de negocio (“business failure”).
Un resultado relevante en el progreso de la revisión temática del BCE de
los modelos de negocio, es la identificación y caracterización, siguiendo indicadores
de riesgo y rentabilidad, de los modelos
más adoptados por las entidades significativas con supervisión directa del MUS
(las principales por tamaño en la UE). Estos son cuatro: bancos de financiación
mayorista, bancos comerciales tradicionales, bancos comerciales complejos,
bancos tenedores de títulos. Además se identifica un grupo reducido de bancos fuera
de estos grupos y con modelos únicos no caracterizados.
Los bancos de financiación
mayorista se caracterizan por disponer principalmente de préstamos entre los
activos de su balance y por depender principalmente de deuda colocada en
mercados mayoristas frente a depósitos de clientes en el lado del pasivo de su
balance. Hacen un amplio uso de derivados fuera de balance tanto para
coberturas como para creación de mercado.
Los bancos tenedores de títulos
se caracterizan por disponer principalmente de títulos de deuda y posiciones de
liquidez entre sus activos y una financiación basada principalmente en
depósitos de clientes. Sus posiciones de derivados son muy reducidas.
Los bancos comerciales
tradicionales cuentan en sus balances principalmente con préstamos y depósitos
tradicionales, y su actividad con derivados fuera de balance se limita a las
necesarias coberturas de crédito y tipos de interés.
Por último los bancos comerciales
complejos entre sus activos cuenta con un mix (de varios tipos y atendiendo a
diferentes estrategias en cada banco) de préstamos y títulos de deuda, y se
financian principalmente con depósitos de clientes, y mantienen posiciones fuera
de balance de derivados de cobertura y también posiciones importantes como
creadores de mercado.
De los cuatro modelos y en lo que
se refiere a tamaños de balance, los bancos de financiación mayorista se
caracterizan como los de mayor tamaño, mientras que los bancos tenedores de
títulos los de menor tamaño. Los dos tipos de bancos comerciales tienen en
media, tamaños de balance medianos.
En términos de solvencia medida
como niveles de recursos propios en balance, los más capitalizados son los
bancos tenedores de títulos, dados sus mayores riesgos de mercado y
operacionales y la relativa calidad crediticia de sus activos. A estos le
siguen los bancos comerciales y por último los bancos con financiación
mayorista. Las composiciones de los tipos riesgos en sus niveles de activos ponderados
son parecidos en todos los modelos (87-89% riesgo crédito; 9-11% riesgo
operacional; 2-1% riesgos de mercado). Los modelos de banco más centrados en
préstamos entre sus activos, cuentan con mayores niveles de riesgo de crédito y
también con mayores niveles de provisiones.
Los bancos de financiación
mayorista y lo tenedores de títulos que no siguen la definición de básica del
negocio de intermediación de depósitos y préstamos, son los que cuentan con
mayores ratios de rentabilidad frente a sus riesgos; Y mientras los bancos de
financiación mayorista destacan por sus altos niveles de rentabilidad sobre
capital (ROE) debido sus niveles de capital más reducidos, los tenedores de
títulos destacan por la rentabilidad sobre sus activos (ROA).
La valoración general que hace el
MUS en este momento de la revisión temática del estado de los bancos, en cuanto
a la viabilidad y sostenibilidad de los modelos de negocio, se resume en la siguiente declaración de su
Vice Presidenta:
“Es cierto, por supuesto, que
muchos bancos europeos han avanzado mucho. Han aumentado considerablemente sus
reservas de capital y liquidez, se han deshecho de muchos activos malos, han reorientado
sus negocios y han optimizado sus actividades transfronterizas. ¡Hasta aquí
todo bien! Pero a pesar de que los bancos han comenzado
a hacer su tarea, todavía no han terminado. Hay algunos bancos que todavía
tienen una larga lista de tareas pendientes. Y algunos bancos incluso tienen
que mejorar el contenido de su lista. De nuevo, los bancos de la zona del euro
pintan un panorama muy heterogéneo. La
buena noticia es que hay alrededor de dos docenas de bancos más grandes que han
navegado con éxito las aguas agitadas. Estos bancos vienen de muchos países
diferentes y tienen diferentes modelos de negocio. Lo que los distingue es que
generan más ingresos que sus pares. Muchos de ellos se superan en términos de
ingresos por intereses, pero otros factores también desempeñan un papel
relevante”